Hace un tiempo asistí a un taller sobre pieles atópicas y sus posibles soluciones. Mi hijo la padece desde que tiene un añito (2011), y me pasé como cuatro años saltando de crema en crema. Y no solo se le ponía la piel rojiza, sino que cuando le venía un «brote» le picaba tanto que se clavaba las uñitas para rascarse sin acabar de encontrar alivio, pero dejándole las piernas como si se hubiera peleado con cinco gatos.
Imaginaos tener que vigilar que sus uñas no estuvieran demasiado largas; limárselas para que no le dañen cuando se rasque, y curando heridas que a veces no acababan de cicatrizar. Al principio, su pediatra decía que el brote podía deberse a una situación de estrés y que ya se le pasaría. Coincidía con que en ese tiempo su padre y yo nos estábamos separando, así que parece que tenía sentido…
Posteriormente (como seguíamos en las mismas) recomendaba el uso de cremas para pieles atópicas de farmacia, pero sin recomendar ninguna en particular; y cuando la cosa iba a peor, recetaba corticoides, pero sin solución definitiva:
«Le quitará el síntoma, pero no la enfermedad… ¡Ah! y no más de 4 días, porque no es bueno para un niño tan pequeñito; pero que sepa usted que a la semana volverán a aparecer los síntomas, y ya veremos qué pasa- Me deja usted tranquilísima …»
Nos recomendaron acudir a una profesional de la medicina natural que nos dio unas pautas en cuanto al tipo de alimentación – como dejar de consumir determinados alimentos- e incluir algunos suplementos que marcaron realmente la diferencia. ¡¡Y su pediatra alucinaba con los resultados!!
Posteriormente me di cuenta de que mejoraba muchísimo más en verano; cuando llevaba menos ropa, se bañaba en el mar, y apenas le ponía cremas ¡porque no era necesario! En invierno, o mientras duraba la temporada de pantalón largo, volvíamos a las mismas.

Por descarte, pareciera que habría que echar un ojo a los detergentes «hipoalergénicos» o «para pieles sensibles» y los ingredientes de las «cremas especiales para bebés con pieles atópicas» que ya usaba, como el que podéis ver en la foto. Está claro ¿no?
Para salir de dudas, acudí a un seminario sobre «Piel sensible y atópica», que ofreció Anna del Passo (Responsable de divulgación científica de Biocenter Distribución) donde nos señalaba algunas pautas a tener en cuenta, y que comparto con vosotros:
- Los ingredientes de los cosméticos vienen etiquetados por orden de cantidad (o proporción) en el producto. Prestad atención al lugar que ocupan los ingredientes por los que compráis determinados productos; seguramente (sobre todo en cosmética convencional) vienen en último lugar, después de líneas y líneas de ingredientes que desconocéis. Menos es más, ¡siempre!
- Nuestras marcas «de confianza», también. Hoy es fácil encontrar multitud de cosméticos que muy alegremente anuncian que no contienen parabenos, pero éstos se sustituyen (muchas veces) por otros ingredientes igual de dañinos. Parece que poniendo «baby», la foto de un bebé, o de unas flores de los Alpes Suizos en todo su esplendor, no tenemos de qué preocuparnos; pero mira… ¡mira la etiqueta!
- ¿Prestamos atención a los detergentes, alimentos y limpiadores de hogar que utilizamos?
- En los últimos 30 años han aumentado en España los casos de piel atópica en un 300%.
- El cuerpo humano es capaz de desintoxicarse «de golpe» durante el embarazo. Las toxinas van al feto, y a la leche materna; y ésta puede ser la causa de que nuestros bebés nazcan con intolerancias o alergias.
- El 50% de los casos de picores en la piel se deben a los componentes presentes en el gel de ducha, sobre todo a la presencia elevada de agentes tensioactivos.
- Una cosmética adecuada debe llevar aceites grasos esenciales, extractos vegetales ligeramente antisépticos, y aceites vegetales.
- Es importante, además, procurar consumir alimentos con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias como la remolacha y el amaranto rojo, que pueden ser beneficiosas en casos de dermatitis.
- También es necesario incluir en la dieta ácidos grasos Omega 3. Las puedes encontrar en el salmón, sardinas, yema de huevo, semillas de lino, chía, espinacas, lechuga, coles… Además, consumirla en el embarazo puede ayudar a que nuestro hijo no padezca dermatitis 😉
- Bañar, duchar y enjabonar cada día nuestra piel, la hace desprotegerse de agentes adversos. Si lo hacemos a diario ¿no será mejor hacerlo con productos seguros?
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Besoabrazos,
Eva